Nací en 1964 en la ciudad de La Plata, mi papá es un buen carpintero ebanista, y todavía tiene el taller en el fondo de su casa, donde crecí. Allí aprendí de él el oficio de la madera y a tallarla. A los 15 años talle mi primera obra pública: el Cristo de la parroquia Virgen del Pilar de mi ciudad. Siempre me resultaron inspiradores el vínculo de Jesucristo con su padre San José en su taller de carpintería en Nazaret y el trabajo manual de los monjes cristianos que intentaron recrearlo en sus vidas junto con la meditación, por lo que la madera pronto dejó de ser un oficio para convertirse en un camino espiritual, "el camino de la madera". La práctica de artes marciales orientales me aproximaron a aspectos del Tao y del zen que pude aplicar a mi práctica artística como "vía de realización", sobre todo los que tienen que ver con el desarrollo de la intuición, el dejar fluir y la improvisación sobre el material (más difícil es aplicarlo a la propia vida como obra de arte en autorrealización, ahí soy un aprendiz todavía). Me nutro por el Cielo, pero también, muy también, por la Tierra, sobre todo la Tierra americana, la Mapu pampa, la Pacha andina y la Iwi guaraní, y sobre todo por mi familia que es el corazón de mi arte.
Antes que escultor prefiero definirme como imaginero religioso. Además soy profesor de artes plásticas (escultura) e historia de las artes visuales, profesor de filosofía y ciencias de la religión- y si bien no me dedico tanto a la docencia como al taller o a la lectura e investigación de ciertos temas- mi interés teórico se concentra principalmente en la filosofía y la teología del arte como camino de liberación. Actualmente estoy a cargo del taller de utilería y escultura del Teatro Argentino de La Plata.
